Al negarnos a caer exhaustos
el uno sobre el otro,
por cuestiones de orgullo,
anegamos la epidermis
que nos drenaba al fin
y no pudimos reinventar “La piedad”.
Sin callarnos los tequieros
ahorraremos en notarias.
Sin obviar los perdones
sobrarán psicólogos.
Por copiarnos la sonrisa
aun no denuncia la SGAE.
(F.Gª.O.G.)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario